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Retos de la educación en México


28 junio, 2023

Sin duda, la pandemia dejó secuelas en todos los ámbitos de la sociedad. En el tema de la educación, algunos especialistas han señalado que el sistema educativo dejó ver sus carencias y su funcionamiento y provocó un rezago escolar de casi dos años, a pesar del esfuerzo de muchos docentes y algunas instituciones.

Por ello, el retorno a las escuelas no ha sido fácil ni para alumnos ni docentes, ya que la perspectiva hacia lo común (la enseñanza y el aprendizaje), ha cambiado, lo cual constituye uno de los principales retos de la educación en México.

El aprendizaje se da en todos los lugares y no sólo en la escuela, por lo que se deben explorar esos ámbitos pertinentes para el desarrollo de estrategias, donde hay un reto mayor: la enseñanza.

Debemos replantear la enseñanza, que sea diferente, que mejore, que no se limite a transmitir conocimientos, que transforme.

¿Pero cuáles son los retos que enfrentan los niveles educativos?, ya que, si bien hay factores en común, como la brecha tecnológica, también hay rasgos característicos en cada uno.

Replantear la educación

El principal reto de la educación básica es eliminar el rezago escolar, el cual es resultado de la brecha de acceso digital, el uso precario de la tecnología educativa en los procesos de enseñanza y el tipo de aprendizajes obtenidos por los estudiantes, que suele ser superficial.

La mayoría de los docentes recupera a marchas forzadas esos aprendizajes mínimos que les permite a los agentes educativos (estudiantes, docentes, directivos) enfrentar el siguiente grado o nivel, considerando que no debía haber reprobación.

Entonces, para replantear la educación, se requiere que los docentes, en sus escuelas, diseñen estrategias de enseñanzas que permitan que sus alumnos logren (recuperen) esos aprendizajes. Por lo que una clase frontal caracterizada por el vaciado de información ya es una práctica muy limitada.

Otro reto de los docentes es comprender que el aprendizaje no es producto directo de su enseñanza, sino también de diversos factores, condiciones o elementos.

Por ende, deben reconocer que hay otro tipo de habilidades para el aprendizaje, denominadas para la vida o blandas, como la resiliencia, el trabajo colaborativo o liderazgo.

A lo anterior hay que agregar que, en el país, los docentes enfrentan un proceso de diseminación del nuevo plan de estudios.

Dichas problemáticas también se presentaron en la Educación Media Superior, aunque era evidente la necesidad de control de los profesores, pidiendo la presencia de los alumnos como condición para aprobar o insistiendo en que lo que ellos decían o los libros era el único conocimiento válido, lo cual acentuó el abandono escolar y la reprobación.

Recuperar el aprendizaje

El reto de las instituciones es asumir la responsabilidad de apoyar a sus alumnos a recuperar los aprendizajes no por medio de examen finales o extraordinarios o especiales, pues son recursos que resultan limitados ante los efectos de la pandemia.

Decir que es el estudiante quien reprueba es una salida fácil para la institución, por lo que se busca cambiar ese filtro para asumir el reto de que la escuela contribuya siendo un puente para el siguiente nivel educativo; al tiempo que atiende otras habilidades necesarias para la vida de un joven.

Como ya se mencionó, la educación superior se enfrenta la brecha en el uso de tecnología, prácticas de enseñanza muy limitadas y al no reconocimiento de las diferentes formas de aprendizaje de los alumnos.

Consideremos que estamos en un nivel donde los alumnos adquieren conocimientos para su vida laboral. Por ello, el reto está en el desarrollo de las habilidades duras y, ante la incertidumbre social y emocional, las habilidades blandas.

En cuanto al contexto tecnológico, no podemos volver a equivocarnos al negarlo o ignorarlo, es un gran reto que enfrenta no sólo la universidad, sino también los demás niveles. Un claro ejemplo es el uso de la inteligencia artificial con ChatGPT.

Función social

Ante el escenario académico del que ya hablamos, hay otro de la misma importancia: la función histórico-social de la educación.

Si bien la escuela persigue propósitos educativos e institucionales claros, como contribuir para una sociedad más justa y democrática, no se debe olvidar cómo lo está llevando a cabo.

Necesitamos que nuestras escuelas e instituciones garanticen espacios libres de violencia e injustica, que los alumnos construyan una cultura democrática dentro de ellas y que las vivan; como dice el pedagogo J. Dewey, no se trata de sólo de enseñar, sino de vivir la democracia.

Por su parte, Meirieu (2004) señala que sí sólo se pone atención a la obtención de los logros, como aprender a leer o escribir, esto podría ser muy fácil.

En la última década del siglo XX la obra de Paulo Freire detonaba una preocupación común: ¿Qué tipo de educación se requiere para el nuevo siglo? Más allá de una propuesta didáctica, en sus últimas obras habló sobre atender la diversidad, el respeto al otro, al diferente: una cultura de la diversidad.

Al respecto, Delval (2013) señala que los cambios deben ser más profundos en las escuelas, a los que se les llama aprendizajes fundamentales, para la construcción de un ser social, e insiste en la necesidad de formar ciudadanos completos.

¿Cuál será el futuro de la educación?

Enfrentamos un escenario social caracterizado por la incertidumbre, por lo que el futuro de la educación debe repensar la función educativa, de aprendizaje, de enseñanza, darle un sentido diferente que genere herramientas para mejorar nuestras sociedades en conjunto.

El reto es entender que el aprendizaje no sólo se logra de manera presencial en la escuela, sino que existen otras modalidades para seguir aprendiendo.

Asimismo, es necesario poner atención para atender las necesidades (y realidades) de la educación informal y no formal, logrando hacer visibles los aprendizajes que por mucho tiempo eran invisibles para la escuela. 

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Para saber más

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Maestría en Intervención Educativa

Delval, J. (2013). La educación democrática para el siglo XXI. México: Siglo XXI.

Meirieu, P. (2004). En la escuela hoy. Barcelona: Octaedro.

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