Durante el primer año de vida, la alimentación es uno de los factores más importantes para el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo y la formación de hábitos saludables para un bebé. Sin embargo, también es una de las etapas con más dudas: ¿cuándo iniciar la alimentación complementaria?, ¿qué fórmula elegir?, ¿cómo saber si el bebé está recibiendo suficientes nutrimentos?
En esta guía reunimos información esencial para acompañar la alimentación del bebé de 0 a 12 meses de vida, con recomendaciones sobre una alimentación adecuada, apegada a las necesidades reales en esta etapa y pensada para la ajetreada vida cotidiana.
Los primeros meses de vida de una bebé, sientan las bases de su salud futura. Una buena alimentación ayuda a:
No se trata solo de “qué” come el bebé, sino de cómo vive la alimentación: horarios, rutinas, vínculo afectivo y el papel del cuidador.

La alimentación del bebé de 0 a 12 meses, fundamentalmente se basa en la leche materna porque proporciona los nutrimentos necesarios para los primeros meses y contiene anticuerpos que protegen al bebé de infecciones.
Beneficios destacados:
Cuando la lactancia no es posible o no es exclusiva, existen alternativas seguras, las cuales debes consultar con tu médico y el pediatra del bebé.
Las fórmulas infantiles están diseñadas para satisfacer necesidades nutrimentales cuando la lactancia no puede establecerse, es parcial o requiere apoyo.
Al elegir una fórmula considera:
Es importante no cambiar de fórmula sin orientación profesional, especialmente si hay reacciones digestivas o cambios en el apetito.

Generalmente, la alimentación complementaria inicia alrededor de los 6 meses, cuando el bebé presenta señales como:
No es necesario introducir alimentos en un orden estricto; lo importante es ofrecer variedad, texturas adecuadas y respetar el ritmo del bebé, no lo obligues a comer si no le apetece.
El objetivo no es que coma mucho, sino que aprenda a relacionarse con la comida de forma positiva, equilibrada y sin presión, básicamente, que aprenda a disfrutarla.
La forma en que el bebé come influye en su relación futura con los alimentos. Hablarle con calma, respetar su apetito, sentarse juntos a la mesa y ofrecer alimentos variados transmite seguridad y confianza.
Comer no es solo nutrirse, también es aprender, explorar y convivir. La hora de la comida debe volverse un ritual placentero, en el que los padres y/o cuidador fortalecen su vínculo emocional con el bebé.

Para quienes acompañan a niñas y niños en esta etapa: familias, cuidadores, docentes, especialistas en salud, personal de centros escolares; existe formación diseñada para desarrollar recomendaciones nutricias aplicadas a contextos reales.
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